En el ombligo de Italia, y a los pies del Vesubio, Nápoles es una de las ciudades más dinámicas y con personalidad de todo el país. El bullicio de la gente, los mercados, puestos de comida al aire libre, las ropas tendidas, las calles estrechas, iglesias que aparecen escondidas entre rincones, el griterio de la gente, motos, más motos... Muy auténtico.
En el centro histórico destacaria el barrio de Forcella, el duomo, la plaza del Gesú y el barrio de Spaccanapoli lleno de tiendas y pequeñas iglesias,para luego continuar con el Castel Nuovo y el Teatro San Carlo.
Es imposible resumir todos los rincones con encanto que esta ciudad tan mediterranea puede ofrecer, pero a mi parecer, lo mejor es la bahia dónde se encuentra ubicada. Ya en la antigüedad los ricos se refugiaban en época de verano por esta costa. Capri, Pompeya, Herculano, Sorrento o Positano son algunos de los lugares a los que puedes llegar desde Napoles recorriendo la costa Amalfitana y disfrutando del intenso azul del mar. Simplemente precioso.
Es imposible resumir todos los rincones con encanto que esta ciudad tan mediterranea puede ofrecer, pero a mi parecer, lo mejor es la bahia dónde se encuentra ubicada. Ya en la antigüedad los ricos se refugiaban en época de verano por esta costa. Capri, Pompeya, Herculano, Sorrento o Positano son algunos de los lugares a los que puedes llegar desde Napoles recorriendo la costa Amalfitana y disfrutando del intenso azul del mar. Simplemente precioso.
A comienzos del siglo XXI, la Camorra sigue muy presente en la vida de los napolitanos, aunque no es el tema que nos ocupa hoy.
Tiene una gran riqueza histórica, artística, cultural y gastronómica, lo que llevó a la UNESCO a declarar su centro histórico Patrimonio de la Humanidad.
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