viernes, 20 de febrero de 2009

¿Te Faltan Costaleros?


Muchos de los capataces que se quejan de la falta de costaleros en las igualás no se dan cuenta que sólo desempolvan los cuadrantes antes de cuaresma. Los teléfonos empiezan a sonar ahora, cuando el tiempo apremia, el resto del año apenas se ha trabajado la cuadrilla. Este trabajo que se demanda no sólo consiste en convivencias con aquellos más afines al cuerpo de capataces, este trabajo debe estar vinculado con la afición a las trabajaderas, a seguir inculcando el oficio a todos aquellos que no son tan cercanos, a los que callados aguardan su oportunidad.
Quizás para ser capataz hacen falta innumerables condiciones, muchas de ellas curtidas por trabajos bien hechos. Pero no menos importantes deben ser las experiencias sociales con personas de distintas condiciones, conociéndolos, dándoles sus sitios, sabiendo interpretar sus inquietudes para incorporarse a las trabajaderas. Sin duda alguna los que tienen costaleros de sobra pueden buscar un perfil de costalero afín a su personalidad, próximos a sus formas y a su carácter, pero aquellos que cuentan con pocos efectivos en los cuadrantes deben dar su lugar a todos los miembros de su cuadrilla, sintetizando sus personalidades y aprovechando todo aquello que puedan aportar aunque parezca insignificante.

Para que los capataces sean capaces de transmitir deben forjar sus enseñanzas bajo las trabajaderas, conociendo el oficio desde adentro, sabiendo lo que demanda una cuadrilla en cada momento y siendo consciente que siempre podrá haber muchos costaleros que sin haber levantado nunca un martillo pueden darles lecciones. Porque el oficio, pese que a muchos les pese, se crea desde dentro, ¿Quién puede hablar de cómo va su gente si nunca ha ocupado las trabajaderas? ¿Esas técnicas de las que presumen son aplicables tras muchas horas bajo un paso?

Los que acuden a una igualá asumen todo aquello que un capataz exige en su trabajo (horarios, costales, órdenes), pero a la vez, esa frialdad en los requerimientos deben ir acompañada de lo humano, de sentirse identificado con su devoción, de ser uno más del grupo, sabiendo que se le reconoce y siendo compañero. Esas son las premisas que debe cumplir un costalero pero siempre a sabiendas de que el capataz es el responsable de mantener ese equilibrio entre el trabajo y el trato.

Aquellos que en estos días ocuparan por primera vez una trabajadera deben ser mimados, educados no solo en el lenguaje costalero, sino haciéndoles ver la importancia de trabajar en grupo buscando un fin común. Este objetivo no debe ser otro que el de manifestar nuestra fe a través de nuestros costales, recogiendo el testigo de esta tradición centenaria.
La juventud anda perdida engullida por una sociedad que camina deprisa y a la hora de transmitir nuestras costumbres debemos tener presente que no tienen ningún modelo, que tendremos que moldear, sin prisas, una serie de actitudes que muchas veces se alejaran de los conceptos de la costalería. La línea a seguir nadie la sabe, pero es importante mirarse hacia el interior y ser cauto a la hora de ponerse en la delantera de un paso, asumiendo las limitaciones y sopesando si verdaderamente está capacitado para desempeñar todo ese sin fin de detalles que conforman el ser “Capataz”.


martes, 17 de febrero de 2009

Nuestro Señor de los Reyes. Córdoba.





Nuestro Señor de los Reyes es obra de Antonio Joaquín Dubé de Luque (1987).
El paso sobre el que procesiona Nuestro Señor de los Reyes fue adquirido por la Archicofradía a la Hermandad sevillana de la Sed, en el año 1989. La talla en madera de caoba fue obra de José Sanjuán Navarro que lo talló en estilo neorrenacentista en el año 1971, alternando capillas con figuras y paños de orfebrería añadidos en 1980 por el orfebre sevillano José Manuel Ramos con diseño de Antonio Dubé de Luque. Las esculturas fueron modeladas por Juan Ventura. El paso ha conservado las originales, por lo que en su mayoría representan a santos y pontífices relacionados los más con la ciudad hispalense y con la Hermandad para la que fueron concebidos: la Inmaculada en el frontal, San José, San Pedro, San Andrés, San Antonio, San Martín, San Bernardo, San Vicente, San Enrique, San Fernando, San Isidoro, San Leandro, Santas Justa y Rufina, y los Papas Juan XXIII y Pablo VI. Toda la orfebrería era originariamente en color bronce y con el tiempo la Archicofradía la ha ido plateando en Talleres Mogaly de Córdoba e incorporando nuevas piezas, como los respiraderos de Juan A. García de La Rambla (Córdoba) la talla y Luís Jiménez (Sevilla) la orfebrería, estrenados en 1999, y los faroles que actualmente iluminan al Señor.
Hasta el 2008 acompañaba al Señor la Banda de CC y TT de la Fuensanta de Córdoba, en el 2009 será la Banda de CC y TT de “Nuestra Señora de la Merced” de la localidad sevillana de El Viso del Alcor.
Al martillo Rafael Millán Redondo.
Os dejo un video del paso de Cristo a su paso por las calles Conde y Luque y Deanes. Suena la marcha “Señor de Sevilla “ (Jorge Martín Puerto).