lunes, 26 de noviembre de 2007

Que verdad tiene siempre este Señor.

ZAMBOMBAZO DE ZAMBOMBAS FLAMENCAS. ABC. Antonio Burgos. A usted le habrán dicho muchas veces en estos días, o se lo dirán hoy: -Hombre, a ti que te gustan tanto las cosas nuestras, a ver si puedes venir mañana noche a una cosa sevillana muy típica de la Nochebuena que hemos organizado... -¿El qué? -Una zambomba flamenca. -Desde luego que la zambomba es muy típica: muy típica de Jerez. ¡Zambomba, con el zambombazo de la moda de las zambombas flamencas! Sevilla, dominadora, se cree que le impone su sello a cuanto toca. El sevillano cree que marca con su forma de ser cuanto le rodea. Y muchas veces es al revés: ciudad dominada, conquistada, entregaíta. En la flora podemos tener el ejemplo. Pasan por sevillanísimos árboles que nos llegaron de fuera: el naranjo, de la China; la palmera, de Arabia; la jacaranda, de Africa del Sur; el magnolio, de Lousiana. Y en las flores, lo mismo: el jazmín, persa; la buganvilla, sudamericana; el nardo, caribeño. Y pasan por más sevillanos que las azucenas de las jarras de la Giralda. Si hacemos una teoría cínica de lo que entendemos por esencia de Sevilla, resulta que a Sevilla la Semana Santa se la trajo el Marqués de Tarifa desde Jerusalén. A la Feria, inventada por un catalán y un vasco, Jerez le trajo el caballo, el vino y los toros, y Sanlúcar, la manzanilla. Un gibraltareño, Bacarisas, inventó las pañoletas de las casetas. Francia trajo los carruajes... enganchados a la inglesa. El Rocío, que pasa por sevillanísimo y trianerísimo, es almonteño, de Huelva. El torero de la Alameda, Chicuelo, nació en la calle Betis, y el torero de Triana, Belmonte, nació en la calle Feria. Yo creo que es algo. Por algo Sevilla tiene una calle que se llama Siete Revueltas. Ahora Sevilla se apropia de las zambombas jerezanas, de la Navidad flamenca. En Sevilla hay ya más restaurantes sanluqueños que en Bajo de Guía, más mesones serranos que en Jabugo... y más zambombas flamencas que en Jerez. La Universidad, los restaurantes, los particulares, las hermandades, todo el mundo celebra su zambomba como si fuera algo de toda la vida en esta Sevilla de campanilleros. No flamencos: aflamencados luego por Manuel Torre y por La Niña de la Puebla. De campanilleros más ligados al rosario de la Aurora que a la Navidad. Campanilleros cuyas coplas cantan asuntos tan poco navideños como que en el Arco de la Macarena la rueda de un carro pilla a un niño y la madre no le echa unos polvorones de Ochoa, sino un escapulario del Carmen. Menos mal que la moda de la zambomba no ha sido a costa de los campanilleros, más florecientes cada vez, gracias en gran parte a los coros de las hermandades, a los coros rocieros. Ya se graban casi tantos discos navideños como de sevillanas. Navidad musical popular sevillana en la que cada día se da más zambomba por liebre, más Jerez por Sevilla. Es como la venganza de Jerez por la colonización de las sevillanas. En la Feria de Jerez, ¿se bailan jerezanas? No, sevillanas. Sevillanas en Cádiz capital, con lo que dan por saco allí, y sevillanas en Málaga, donde ni te cuento. Ea, pues que vea ahora Sevilla con las zambombas de Jerez lo que es ser colonizado por una forma cultural ajena. Lo que ocurre es que esta Sevilla nuestra es tan lista, tan intercultural, tan mestiza (y tan joía por culo), que de momento ya se ha apropiado de la zambomba y la ha hecho suya, con el sincretismo en que es maestra. Verá usted cómo la próxima Navidad lo llama Pepe Estévez desde el mismísimo Jerez: -Hombre, a ti que te gustan tanto las cosas nuestras: ven mañana noche a la bodega, que hemos organizado una zambomba sevillana. Indudablemente Antonio Burgos siempre acierta.

1 comentario:

jose antonio dijo...

ANTONIO BURGOS,eres bueno,muy bueno,tu pluma(la de escribir,me refiero)o tu ordenador andan solos cuando los miras.Un verdadero talento no del todo valorado quizás porque pasas desapercibido,queriendo hacernos saber que es el verdadero camino,el de la honradez y la sencillez hasta escribiendo.Ole Don Antonio.