Han pasado ya dos semanas de las elecciones, todo vuelve a ser una balsa de aceite, los medios siguen idolatrando a un Sr. que nos está llevando a la quiebra y a la vez continúan despreciando a una oposición que no se encuentra ni a sí misma. La política duerme en verano, es decir, cierra por vacaciones mientras seguimos aumentando nuestras tasas de desempleo (el turismo le dará aire para que los del CIS manden el Fax rápido al grupo Prisa), volverá a incrementarse el índice de morosos y seguirán cerrándose empresas que no estén tocadas por la varita mágica del gobierno (¿Por qué subvencionan a multinacionales automovilísticas y entidades bancarias privadas?). Mientras todo esto pasa nos daremos de bruces con la presidencia de la Unión Europea, una forma única de mostrarnos en un escaparate mayor y dar cuenta de nuestras flaquezas a medio mundo, como diría Leire Pajín (prestigiosa mente de rodillas con sobaduras)…Será un “acontecimiento histórico" para "el planeta"…ahí queda eso y el que no le guste que se haga de un currículum como el suyo.
Pero bueno, llegado a este punto no sabría decir quien son los buenos o los malos. Por un lado la incompetencia contrastada que se salva por una legión de medios de comunicación (no se que pasará en la Facultades de Ciencias de la Información pero parece ser que hasta las puertas son rojas), y por otra parte, la incombustible derecha que no ofrece nada nuevo (ustedes no quiten a Fraga de la mesa que la gente mayor no va a cambiar el voto en la vida) y si fuera poco una portavoz como Soraya Sáenz de Santamaría, ejemplo de incontinencia verbal y con 0 de imagen (no la veo yo en los carteles, ni creo que la derecha se identifique con su discurso guiado por la mano que la ha puesto ahí).
Del resto de partidos para que nos vamos a parar a hablar, si en el Congreso no pasan ni de figurantes, grupos que sentados allí sólo rellenan el aforo comportándose como oyentes o forasteros que buscan sacar tajada para sus minorías. La UPyD representa a muchos, de izquierda a derecha y tiro por que me toca (una corriente muy española, el sol que más calienta).
Así las cosas, no nos queda otra que remar por nuestra cuenta, la política social va con todos menos con los que de verdad se la juegan. Mientras no hay nada nuevo bajo el sol, no hay caras nuevas, los políticos de hoy son secuaces de los de ayer y así serán los de mañana. Sólo se apuestan por personas afines a corrientes de conveniencia y no haciendo caso a los ideales, despreciando así a profesionales españoles que brotan de las mejores facultades del mundo. La universidad pública en nuestro país es un verdadero desastre, apreciándose fácilmente en un ranking de facultades; la primera facultad de España en la Unión Europea es la de Barcelona Nº 63, donde por supuesto no se puede entrar si no hablas catalán, en la posición número 99 aparece la Universidad Autónoma de Madrid y en la 105 la Complutense. Menos mal que el ranking no es a nivel mundial porque nos diría más si cabe de nuestros parlamentarios. No es difícil apreciar que España no tiene precisamente denominación de origen en su universidad. Aquí no se conocen los presidentes por las facultades que han pisado, nosotros no tenemos como los americanos una Harvard, ni una Georgetown, ni una Sorbona como los franceses, ni Oxford ni Cambridge como los ingleses, ni la de Bonn en Alemania etc… Aquí se arrancan las mismas manzanas de los mismos árboles, aunque estos ya estén podridos o el fruto nada valga. Mientras cientos de españoles recorren el mundo cursando en las más prestigiosas universidades, haciendo Masters y curtiéndose en puestos de responsabilidad (los partidos políticos no valoran el talento ni la preparación, está comprobado que eso restaría maniobrabilidad para los planes de futuro de sus vástagos).
Podríamos darle muchas vueltas a las herramientas con las cuales cuenta España para salir de esta enorme doble crisis (económica y de capacidad de solventar problemas). Los datos reales son claros, este país juega haciendo equilibrios, maquillados en una Europa que no nos corresponde y envueltos por una arrogancia que no nos deja vernos el ombligo.
Pero bueno, llegado a este punto no sabría decir quien son los buenos o los malos. Por un lado la incompetencia contrastada que se salva por una legión de medios de comunicación (no se que pasará en la Facultades de Ciencias de la Información pero parece ser que hasta las puertas son rojas), y por otra parte, la incombustible derecha que no ofrece nada nuevo (ustedes no quiten a Fraga de la mesa que la gente mayor no va a cambiar el voto en la vida) y si fuera poco una portavoz como Soraya Sáenz de Santamaría, ejemplo de incontinencia verbal y con 0 de imagen (no la veo yo en los carteles, ni creo que la derecha se identifique con su discurso guiado por la mano que la ha puesto ahí).
Del resto de partidos para que nos vamos a parar a hablar, si en el Congreso no pasan ni de figurantes, grupos que sentados allí sólo rellenan el aforo comportándose como oyentes o forasteros que buscan sacar tajada para sus minorías. La UPyD representa a muchos, de izquierda a derecha y tiro por que me toca (una corriente muy española, el sol que más calienta).
Así las cosas, no nos queda otra que remar por nuestra cuenta, la política social va con todos menos con los que de verdad se la juegan. Mientras no hay nada nuevo bajo el sol, no hay caras nuevas, los políticos de hoy son secuaces de los de ayer y así serán los de mañana. Sólo se apuestan por personas afines a corrientes de conveniencia y no haciendo caso a los ideales, despreciando así a profesionales españoles que brotan de las mejores facultades del mundo. La universidad pública en nuestro país es un verdadero desastre, apreciándose fácilmente en un ranking de facultades; la primera facultad de España en la Unión Europea es la de Barcelona Nº 63, donde por supuesto no se puede entrar si no hablas catalán, en la posición número 99 aparece la Universidad Autónoma de Madrid y en la 105 la Complutense. Menos mal que el ranking no es a nivel mundial porque nos diría más si cabe de nuestros parlamentarios. No es difícil apreciar que España no tiene precisamente denominación de origen en su universidad. Aquí no se conocen los presidentes por las facultades que han pisado, nosotros no tenemos como los americanos una Harvard, ni una Georgetown, ni una Sorbona como los franceses, ni Oxford ni Cambridge como los ingleses, ni la de Bonn en Alemania etc… Aquí se arrancan las mismas manzanas de los mismos árboles, aunque estos ya estén podridos o el fruto nada valga. Mientras cientos de españoles recorren el mundo cursando en las más prestigiosas universidades, haciendo Masters y curtiéndose en puestos de responsabilidad (los partidos políticos no valoran el talento ni la preparación, está comprobado que eso restaría maniobrabilidad para los planes de futuro de sus vástagos).
Podríamos darle muchas vueltas a las herramientas con las cuales cuenta España para salir de esta enorme doble crisis (económica y de capacidad de solventar problemas). Los datos reales son claros, este país juega haciendo equilibrios, maquillados en una Europa que no nos corresponde y envueltos por una arrogancia que no nos deja vernos el ombligo.
3 comentarios:
Caballa for president, yes we can!!
Me lo tomo así, porque no queda otra.
Como siempre toda la razón amigo, toda ......
Besos desde vuestra Sevilla.
PrepaPA Usted sabe en el país q estamos...disfrute usted q vive en la capital del Mundo...
Un abrazo grande q no tenemos q ver un dia y tomarnos mil rubias de culo frio.
Asi es mi querido enano.
"En este mundo traidor
nada es verdad ni mentira
solo debemos creer
lo que el Cejitas nos diga"
Publicar un comentario