martes, 17 de marzo de 2009

No Correr…



Los cuarenta días mas rápidos del año se diluyen sin apenas poder disfrutarlos como nos gustaría. Las convocatorias se multiplican, siendo imposible estar en todas las citas a la vez y quedándose en el tintero tantísimo cultos, conciertos, ensayos, mudás, charlas, coloquios, convivencias etc… (para algunos la coincidencia de actos es la excusa perfecta).

Saborear plenamente esta época se hace realmente imposible, muchos garbanzos con espinacas, grandes raciones de tortillas de bacalao y ese sin fin de torrijas que no nos dará tiempo a comernos y que dentro de un mes estaremos lamentando… (alguno hasta se alegrará).

Aquellos que nos acusan de ser pesados, de no tener otro tema en la boca y de ser muy “jartibles”; hemos de decirles que es tan corto el tiempo que dura nuestra pasión que debemos revivirlo cada día para poder colmar un poco nuestras ansias.

No es conveniente empacharse, la ingestión cofrade sólo trae mal entendidos, dolores de cabeza y enredos que para los pocos iniciados acaban relacionando todo lo malo con el mundo de las hermandades. El orbe de las cofradías son algo más que un sin fin de tópicos, aunque para alguno sin rumores, habladurías y chascarrillos no entienden su vida de hermandad. Eso sí alguno no se enteran de la misa la mitad y escuchan campanas sin saber donde, con el único fin de amarillear la belleza de aquello que no conocen (una vez más parafraseando a Joaquín Moeckel, “…el que quiera saber que se compre un libro…”).

En fin, no olvidéis que se acaba nuestro mejor tiempo y debemos aprovecharlo para bien y debéis ser fieles a las costumbres que están bien arraigadas, defendiendo la historia y la idiosincrasia que nos dejaron los tiempos, rechazando los egos de aquellos que quieren marcar un camino con vistas a su reputación.


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