martes, 8 de julio de 2008

La Memoria Historica: By José Luis Montoya.

La Línea C-5 y la Pintada en San Juan de Ávila Reavivan mi Memoria Histórica.

La reciente —y en mi opinión acertada— iniciativa de ampliar el recorrido de la línea C-5 de TUSSAM, que ahora incluye la Macarena, San Luis, Pumarejo, Santa Marina, San Marcos, San Román y zona de la Puerta Osario cercana a San Roque, unido a la infeliz noticia publicada recentísimamente por ABC de una pintada en la puerta de la parroquia de San Juan de Ávila que decía «fuego a las iglesias», ha reavivado mi propia Memoria Histórica, porque también la tengo. Les voy a explicar por qué, y les juro por todos mis ancestros que esto que cuento es rigurosamente verdadero.
Veran: mi padre (q.e.p.d.) estuvo en la Guerra Civil, y aunque ahora no sea políticamente correcto decirlo, en el bando de los que ganaron, llegando en su transcurso al grado de Sargento Provisional. Era por aquel entonces novio de la que después sería su esposa y mi madre (felizmente viva a los 93 años), que habitaba por la Macarena, y como en dicha conflagración se estilaba que los combatientes enviaran a las novias o esposas ropa para lavar, o para remendar, o para lo que fuera, mi padre le envío a mi madre algo de esto, a través de su asistente, porque en aquella época los sargentos lo tenían.
Lo mandó en tren, pero como el chaval ni era sevillano ni conocía la ciudad, para que no se perdiera y encontrara el sitio, le dio las siguientes instrucciones: «cuando llegues a Sevilla, te bajas en una estación que se llama de Cádiz (donde ahora están provisionalmente los puestos del Mercado de la Puerta de la Carne), y como no tienes otro camino, tiras de frente, hasta salir a una avenida ancha donde enfrente hay unos jardines; no cruces, y en esa avenida ve hacia la derecha, hasta que te encuentres una iglesia quemada (se refería a San Roque); una vez allí cruzas ya la avenida y vas preguntando hasta llegar a una plaza, que no tiene pérdida, porque en ella verás otra iglesia quemada (San Román); por su misma acera tiras por una calle estrecha, hasta salir a una nueva plaza donde hay otra iglesia quemada (San Marcos); sigues para arriba por una calle llamada San Luis, hasta encontrarte otra iglesia quemada (Santa Marina); la dejas y continúas por la misma calle, hasta ver otra iglesia quemada (San Gil), y entonces, una vez allí, preguntas por esta dirección, que está al lado».
Lo que creo que olvidó mi padre fue decirle al asistente que tantos fuegos se debieron a un despiste colectivo de los respectivos sacristanes, que una noche en la que hubo mucho viento se dejaron las ventanas abiertas y las velas encendidas. ¡Serían descuidados!


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